Una de las dietas más conocidas y populares es la creada por el Doctor Robert Atkins, cuyo mecanismo es el de hacer que el cuerpo metabolice las grasas acumuladas, y al hacerlo, recurrir a ellas como combustible, luego de haber disminuido o eliminado la ingesta de hidratos de carbono, los cuales producen glucosa, la cual es la primera opción del organismo al momento de obtener energía.
Al eliminar o reducir de la dieta a los carbohidratos, lo que conduce a una escasez de glucosa (y a su vez la reducción de la elaboración de insulina, lo que disminuye el almacenamiento de grasa), el organismo consume las grasas, las cuales al descomponerse, generan cetonas, desarrollándose un proceso metabólico que es el también conocido como cetogénesis, siendo el hígado el órgano encargado del mismo. Sin embargo, éstas al no poder ser utilizados como combustible energético, son derivadas al resto del cuerpo por medio de la sangre, para que otros tejidos puedan utilizarlas. Los largos ayunos, la diabetes y la hipoglucemia, son estados también relacionados a la cetogénesis.
La excesiva presencia de cetonas (cetoacidosis) en el cuerpo puede llegar a resultar peligrosa para el organismo, por lo que se debe tener cuidado al realizar esta dieta, evitando llegar a esos niveles muy altos.
Si piensa realizar esta dieta, es recomendable que lo haga con la atenta supervisión de un médico, con los debidos análisis previamente hechos para asegurarse de que esté en condiciones óptimas, evitando así problemas posteriores de salud.
También debe tener en cuenta que los hidratos de carbono forman parte del mecanismo de hidratación del organismo, ayudándolo a acumular agua. Cuando pierde hidratos de carbono, tenderá a la deshidratación, por lo que es extremadamente importante que se mantenga constantemente hidratado, ingiriendo unos dos litros diarios de agua.
Por último, no olvide incluir fibras en su dieta, cuidando la cantidad de calorías, de esta manera efectivizará la labor del aparato digestivo.